lunes, 13 de octubre de 2008

Dolores de barrio triste
(1er. premio Sociedad Argentina de Escritores Surbonaerense Delegación Avellaneda)

El barrio esta noche

El barrio es una suerte de misterio esta noche,
el farol se ha quebrado y alumbra con su vientre,
se dibujan las hojas del plátano en el porche
y los niños no juegan y arengan quedamente.

Se borraron los límites de todos los portones
y la sombra de un viejo se recorta en la esquina,
en todo el vecindario nadie proclama amores,
la curandera gorda se traga su saliva.

Hasta en los recipientes que albergan la basura
donde los desperdicios gimen su desamparo
decidió cada gato en su ronda noctámbula
respetar contenidos y amortiguar el daño.

Y tal es el respeto que emana de las casas
que en silencio se lava, se plancha, se cocina
mientras pasan las cosas como las cosas pasan
y la prole conversa con voz de sacristía.

Y quién hubiera dicho que esa muerte, serena,
dejara tan vacías, tan solas las palabras
que no hay verso ni rima capaz de dar siquiera
respuestas apropiadas a estas horas amargas.


Dolor de barrio

¡Oh! barrio de vergonzosa soledad,
de ancianos pobres de mirada triste,
de fresnos leves y soplos de impiedad;
barrio de tenue luz, que nos desviste,

que nos desnuda con fría claridad,
extramuros de sal que el musgo viste,
que adereza con miedos la verdad,
que retorna, que vuelve, que persiste.

Barrio contemplativo, barrio viejo;
con el paso cansino te recorro
y soy en tu vereda un azulejo.

Pienso en ese universo y te descorro:
eres luna, eres sol, eres reflejo
de un dolor que reclama su socorro.

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